domingo, 28 de octubre de 2007

Atención Médico / Personas viviendo con el vihsida

La infección por el VIH es crónica y dura toda la vida. Esto significa que incluso cuando estés bien, tendrás que ir al médico y realizarte controles para saber cómo estás, cómo van tus CD4, CV y qué conviene hacer en ese momento.

Controles Rutinarios

Es aconsejable controlarse cada 3 meses. La frecuencia de las visitas y la necesidad de hacer más o menos exámenes dependerá de la evolución de tu infección, de los tratamientos que estés recibiendo y de cómo te encuentres.

Controles Ginecológicos

Si eres mujer, es importante no descuidar los controles ginecológicos (una o dos veces al año). Estos permitirán diagnosticar precózmente posibles enfermedades fáciles de solucionar si se tratan a tiempo.

Consultas por Problemas menores

Muchos de los problemas que puedas tener no serán infecciones graves, tendrás las mismas gripes que cualquier otra persona, afecciones cutáneas (dermatitis), infecciones respiratorias (bronquitis, sinusitis), alguna neumonía, ésta ya más grave pero sin implicaciones para tu futuro, esto lo solucionarás con tu médico, lo que debes saber es si lo que te pasa es algo sin importancia o el comienzo de algo grave. En algún momento, tú terminarás sabiendo cuándo debes consultar en forma rápida y cuándo puedes esperar.

Recomendaciones para tu próxima visita al médico

•Prepara tus visitas: anota las preguntas que quieras hacerle y todo lo que quieras y necesites saber (molestias, objetivos de las pruebas, cómo tomar los medicamentos, efectos secundarios, contraindicaciones, etc.).
•Confía en las personas que te atienden: adopta una actitud activa, que conozcan tus deseos, temores o cómo te gusta que te traten
•Si te molesta ir al médico solo o si tu enfermedad se empieza a complicar, pide a algún familiar o amigo que te acompañe o si te cansa ir acompañado, diles que ya no lo hagan
•En fases avanzadas de la enfermedad es aconsejable que vayas acompañado por alguien de confianza que te ayude a manifestar tus temores, dudas y a tomar decisiones sobre tratamientos. Quien te cuide, lo hará mejor si tiene información directa de lo que te pasa.
•Si tienes que hacerte varias pruebas, pide hacerlas el mismo día
•La espera puede ser larga, tómalo con calma. Habla con otras personas, pasea, acércate al casino, llévate un diario o una revista
•No te dejes influenciar por el aspecto o por lo que te cuenten otras personas, no pienses que te va a ocurrir lo mismo
•Si tienes algún problema de tipo administrativo o con el personal médico que no seas capaz de solucionar hablando con ellos, acude al "Servicio de Atención al Paciente"

Relación Médico/Personas

La salud de las personas debe ser de interés para el médico y debe estar dispuesto a considerar las ideas o tratamientos que un paciente puede sugerir, por más extraños que éstos puedan parecer. Aquellos médicos que desechan estas variantes no son los más calificados para tratar a una persona con el VIH. Necesitas un médico que esté dispuesto a ser su socio para diseñar juntos una terapia. Una relación así, puede llegar a ser una estrategia poderosa para combatir la enfermedad.

La flexibilidad es importante tanto para la persona como para el médico. La variedad del virus y su desarrollo es diferente en cada caso. Cada infección por VIH es completamente diferente en sus efectos sobre el cuerpo humano. No existen dos personas que respondan de la misma manera.
Algunas personas con VIH viven mucho tiempo, con pocas infecciones oportunistas y una buena calidad de vida, otros en cambio, se deterioran rápidamente y son víctimas de infecciones oportunistas. La diversidad de resultados clínicos se debe a diferentes cepas del virus, diferentes mutaciones virales y diferencias físicas. Esto significa que cada persona con el VIH es única de muchas maneras. Sólo un médico que comprende la complejidad del VIH, puede ser lo suficientemente idóneo para ser de real ayuda.
Un profesional que no se aparta de la los rígidos lineamientos que establecen los centros de salud, que recete monoterapias y biterapias, que se niegue a considerar la inclusión de terapias alternativas o complementarias sugeridas o por último, que se niegue a estar al tanto de los avances científicos, no está calificado parta atender a personas con el VIH.

Un médicos debe ser prudente y dar confianza, debe ser capaz de confiar en otras opiniones y construir en conjunto, una estrategia para lograr un tratamiento óptimo.
Algunas personas prefieren que el médico tome la iniciativa de forma autoritaria porque las hace sentir seguras y sienten que se han hecho cargo de ellas, otras ven al médico como a un especialista a quien se lo consultó sobre un problema en particular, otras buscan una relación colaboradora, donde juntos discuten los pros y los contras de una estrategia terapéutica antes de tomar una decisión, por último, algunas prefieren tomar todas las decisiones y colocan al médico en la posición de consultor.

Las personas deben saber que no pueden esperar milagros de su médico, deben ser realistas para saber qué pueden y qué no pueden esperar de un tratamiento y a aceptar el fracaso de una terapia, por eso deben estar informados con respecto al VIH, no se puede curar lo que no se conoce, y por último, deberían formar parte de un grupo de autoayuda donde pueda discutir aspectos de la enfermedad con otras personas y no sólo con su médico.

Para los que están con el VIH/SIDA, la confianza en el médico se transforma en una actitud positiva. Sin confianza, una persona puede transformarse en temerosa, depresiva crónica, o víctima de fantasías que la pueden conducir a la hipocondría.

El camino que conduce a tener confianza con el médico, se construye con el conocimiento que él aporta y que no es buscada por todas las personas. Deberían ser alentados a estudiar el VIH/SIDA por cuenta propia. El médico no debe suponer que sus pacientes saben tanto como para no preguntar.

Los médicos también tienen que estar dispuestos a aprender. Deben estar constantemente al día en materia de información, la información sobre el VIH cambia casi diariamente. Los que alcanzan y mantienen este nivel han demostrado ser exitosos en el tratamiento de personas con el VIH.
La cooperación entre médico y paciente es fundamental. El médico debe aprender a ponerse en el lugar del enfermo y debe estar capacitado para sentir el dolor y el temor de quien atiende.

La gran mayoría de las personas con el VIH/ SIDA, está lejos de tener una relación médico/paciente. Reciben tratamientos en las salas de hospitales, lo cual no constituye el mejor camino hacia una mejor calidad de vida, los médicos rara vez tienen tiempo para enseñar y prefieren trabajar con personas que aprenden de la enfermedad por sí mismos.

"Los doctores que dan el mismo consejo para todos no están sirviendo bien a ninguno".


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